parque rodó



no podía nombrarse.

movía su arsenal endémico de forma continua. una habitación. luego otra. cargando los mismos y repetidos argumentos.

buscaba en particular, las de picaporte cristalino. de modo que sus huellas dactilares pudieran fácilmente estamparse y permanecer ahí más que ella.

yo desde la cama miraba el espejo del mueble antiguo y pensaba que ciertas personas poseen una habilidad felina para esconderse. incluso de sí mismas.

pero esa mala costumbre de dejar señales. 

ese perverso y humano deseo de ser encontradas, las acompaña.






3 comentarios:

Noelia dijo...

Esconderse de uno mismo es imposible, siempre hay un espejo en algún lugar donde aparece tu reflejo incluso algunas personas se hacen encontrar en el reflejo de otras.

Anónimo dijo...

Ella deja señales en el espejo.

Marcela Lokdos dijo...

que bueno esto

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